Agencia Infobae. Marzo 19, 2024.
Las interminables olas de calor, las lluvias extremas, las crecidas, las sequías, los incendios forestales y la rápida intensificación de los ciclones tropicales provocaron caos y transformaron la vida cotidiana de millones de personas el año pasado. Y a eso se suman pérdidas económicas valoradas en miles de millones de dólares. Este es el análisis que hizo la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en su informe anual sobre el estado del clima, que se conoció hoy.
El reporte confirmó que 2023 fue el año más cálido desde que hay registros, con una temperatura media mundial cerca de la superficie de 1,45 °C por encima de los niveles preindustriales. También agregó que fue el decenio más cálido desde que hay registros.
“Nunca hemos estado tan cerca, aunque de momento de forma temporal, del límite inferior de 1,5 °C [de calentamiento global promedio] del Acuerdo de París sobre el cambio climático”, afirmó la secretaria General de la OMM, la científica argentina Celeste Saulo.
“La comunidad de la OMM está haciendo sonar la alerta roja en el mundo. El cambio climático va mucho más allá de las temperaturas. Lo que presenciamos en 2023, sobre todo en relación con el calentamiento de los océanos, el retroceso de los glaciares y la pérdida de hielo marino antártico sin precedentes, es motivo de especial preocupación”, sostuvo Saulo.
Para los científicos, los indicadores de cambio climático alcanzaron records sin precedentes: el calor oceánico, el aumento de nivel del mar, la pérdida de hielo marino antártico y el retroceso de los glaciares son muestras evidentes de ello.
“Como promedio diario de 2023, casi un tercio del océano mundial se vio afectado por una ola de calor marina, lo que dañó ecosistemas y sistemas de alimentación vitales. Hacia finales de 2023, más del 90 % del océano había experimentado olas de calor en algún momento del año”, sostiene el informe.
Respecto del conjunto mundial de glaciares analizados, muestra que sufrió la mayor pérdida de hielo jamás registrada desde 1950, como consecuencia del deshielo extremo tanto en el oeste de América del Norte como en Europa, según datos preliminares.
Y, la extensión del hielo marino antártico fue, con creces, la más baja de la que se tiene constancia, con una extensión máxima al final del invierno inferior en 1 millón de km2 a la del año récord anterior, lo cual equivale al tamaño combinado de Francia y Alemania.
“La crisis climática es ‘el’ desafío esencial al que se enfrenta la humanidad y está estrechamente interrelacionada con la crisis de desigualdad, como atestiguan el aumento de la inseguridad alimentaria y los desplazamientos de población, y la pérdida de biodiversidad”, indicó Saulo.
● El año pasado, la mayoría de las zonas terrestres fueron más cálidas que la media de 1991-2020. En América Latina, se registraron temperaturas inusualmente cálidas en México y América Central, así como en extensas zonas de América del Sur.
● En cuanto a las temperaturas de la superficie del mar, algunas zonas registraron un calor excepcional en relación con la línea de base 1991-2020. Ese fue el caso del Golfo de México y el Caribe.
● Entre julio y septiembre, la marca de El Niño fue claramente visible, con un nivel del mar por encima de la media, desde el Pacífico Tropical medio hasta las costas de América Central y del Sur. Igualmente, El Niño influyó en los regímenes de lluvias regionales: condiciones más secas de lo normal desde el sur de México hasta el norte de Sudamérica y condiciones más húmedas de lo normal en partes de Chile. De hecho, las regiones con un marcado déficit de precipitaciones fueron: el sudeste de Sudamérica, la cuenca del Amazonas y gran parte de Centroamérica.
Este año el reporte también analiza las pérdidas materiales por los eventos extremos y llega a una conclusión: “El costo de la inacción climática es mayor que el de la acción climática”. La mayor pérdida económica registrada por un solo evento en 2023 fue la causada por el huracán Otis, que azotó la costa del Pacífico de México a finales de octubre. El huracán causó una destrucción generalizada en Acapulco y sus alrededores, con pérdidas económicas estimadas en unos 15.000 millones de dólares. Se le atribuyeron al menos 47 muertes y 32 desaparecidos, la mayoría en el mar.
La sequía de larga duración se intensificó en muchas zonas de Centroamérica y el norte de Sudamérica. Entre las zonas de sequía más significativas se encuentra el norte de Argentina y Uruguay. Las precipitaciones de enero a agosto de 2023 fueron entre un 20% y un 50% inferiores a la media en gran parte del norte y centro de Argentina, y algunas regiones experimentaron su cuarto año consecutivo de precipitaciones significativamente inferiores a la media.
En Uruguay, las reservas de agua alcanzaron niveles críticamente bajos, lo que afectó gravemente a la calidad del abastecimiento de los principales centros, incluido Montevideo, aunque la situación mejoró ligeramente a partir de agosto. A pesar de que las condiciones de sequía en las zonas subtropicales de Sudamérica se suavizaron a finales de año, la falta de agua se intensificó en muchas partes del interior del continente, incluidas amplias zonas de la cuenca del Amazonas.
En 2023, una producción récord de maíz en Brasil compensó cosechas inferiores a la media en otras partes de Sudamérica debido a prolongados periodos de sequía, especialmente en Argentina, donde se espera que las condiciones de sequía provoquen un descenso del 15% en la producción de cereales en comparación con la media quinquenal.
El regreso de El Niño en 2023 también tuvo consecuencias adversas en todo el ciclo de cultivo del maíz en América Central y en las zonas septentrionales de América del Sur, donde el déficit hídrico y las altas temperaturas han reducido tanto la superficie de siembra como los rendimientos, con repercusiones negativas agravadas en la producción final, en particular para los pequeños agricultores y los hogares más vulnerables del Corredor Seco. Vale recoar que el maíz es una de las principales fuentes de alimento en Centroamérica.
“El número de personas que padecen inseguridad alimentaria aguda en todo el mundo se ha más que duplicado, pasando de 149 millones de personas antes de la pandemia de COVID-19 a 333 millones de personas en 2023 (en 78 países monitoreados por el Programa Mundial de Alimentos).”, indica el reporte.
Según el informe, los extremos meteorológicos y climáticos tal vez no sean la causa subyacente, pero son factores agravantes. Los peligros meteorológicos siguieron provocando desplazamientos en 2023, lo que demuestra cómo los choques climáticos socavan la resiliencia y crean nuevos riesgos en materia de protección entre las poblaciones más vulnerables.
“Sin embargo, hay un rayo de esperanza”, advierten los científicos: la generación de energía renovable, que aprovecha principalmente las fuerzas dinámicas de la radiación solar, el viento y el ciclo del agua, se ha situado en la vanguardia de la acción climática debido a las posibilidades que ofrece para alcanzar los objetivos de descarbonización.
En 2023, la capacidad renovable aumentó casi un 50% respecto a 2022, ascendiendo a un total de 510 gigavatios (GW), lo que representa el mayor ritmo observado en las dos últimas décadas.
Sobre la financiación, el reporte señala que existe un gran déficit. En un escenario promedio, para una trayectoria de 1,5ºC, las inversiones anuales en financiación climática han de multiplicarse por más de seis, alcanzando casi los 9 billones de dólares en 2030 y otros 10 billones de dólares hasta 2050. “El costo de la inacción es aún más elevado. De forma agregada para el período 2025-2100, el costo total de la inacción se estima en 1.266 billones de dólares”. Contundente.