Agencia Infobae. Febrero 27, 2024.
Según la Organización Mundial de la la Salud, el consumo excesivo de alcohol puede causar, con el tiempo, más de 200 enfermedades. Entre ellas, se encuentran la hipertensión, la enfermedad cardíaca, los accidentes cerebrovasculares, la enfermedad del hígado y problemas digestivos, el cáncer de mama, boca, garganta, laringe, esófago, hígado, colon y recto.
En una nota reciente en Infobae, el médico especialista en Toxicología del Hospital Durand y director de Toxicología de la Fundación Iberoamericana de Salud Pública, Francisco Dadic (MN 125795), destacó que “el consumo agudo de alcohol afecta a todos los órganos del cuerpo”.
Y completó: “Tiene una acción principalmente a nivel cerebral, donde en consumos bajos puede provocar cuadros de euforia, excitación psicomotriz, entre otros. A medida que el consumo es más elevado, la persona empieza con dificultades en el habla, en la coordinación, pudiendo llevar en concentraciones altas a cuadros de coma incluso o convulsiones”.
En un estudio, en el que se realizó un seguimiento a 94 grandes bebedores moderados que dejaron el alcohol durante un mes, los participantes experimentaron mejoras en la resistencia a la insulina, la presión arterial y el peso, en comparación con sus compañeros que no se abstuvieron. Otros beneficios de dejar el alcohol son la mejora del sueño y del estado de ánimo, incluida la disminución de la depresión y la ansiedad, además de una piel y un intestino más sanos.
En la actualidad, existen muchos desafíos en los que, cada año, millones de personas de todo el mundo renuncian al alcohol durante un mes. Una tradición que comenzó como Enero Seco (o Dry January) y que se ha ampliado a iniciativas similares, como Octubre Sobrio (Sober October). Se trata de retos conectados con la tendencia del bienestar y el estilo de vida saludable. Y son, además, una buena excusa para dejar de beber alcohol temporalmente.
“En la literatura, se habla de ‘binge drinking’ para referirse al consumo excesivo de alcohol, en un período breve de tiempo. Sería algo así como un ‘atracón’ de bebidas alcohólicas”, aportó el médico clínico Ramiro Heredia (MN 117.882), del departamento de Medicina Interna del Hospital de Clínicas José de San Martín de la Ciudad de Buenos Aires.
“El consumo excesivo de alcohol en este contexto se define como ingerir cinco o más tragos para los hombres, o cuatro o más tragos para las mujeres, en una salida, reunión social o momento del día”, precisó, al tiempo que remarcó que “este patrón de consumo de alcohol es más común entre los adultos jóvenes de entre 18 y 34 años, y entre los hombres, que entre las mujeres.
La doctora Shreya Sengupta, hepatóloga, expresó en un artículo en Cleveland Clinic que el consumo de alcohol no solo afecta el cuerpo sino también la salud mental. “Algunas personas piensan que los efectos del alcohol sólo son algo de qué preocuparse si se vive con un trastorno por consumo de alcohol, que antes se llamaba alcoholismo”, dijo la experta. Y agregó: “Pero cuando consideramos cómo el cuerpo metaboliza y utiliza el alcohol, podemos comenzar a ver que incluso el consumo moderado y social afecta nuestra salud”.
La doctora Marta Casado, presidenta de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) y hepatóloga, expresó en La Voz de Galicia: “Al dejar de beber, en poco tiempo, la persona experimenta una mayor sensación de salud y bienestar. También implica que desaparezcan los trastornos digestivos o del sueño. Esto podría observarse entre diez y quince días después de abandonar el consumo de alcohol”, describió.
Por otro lado, la abstinencia mejora la concentración, la atención, el estado de ánimo, y proporciona “una mejoría en el rendimiento laboral así como en las relaciones personales y familiares”, detalló la experta. Además, se interviene en la prevención del desarrollo de enfermedades, principalmente, del cáncer o la cirrosis hepática.
Tras abandonar este consumo, los cambios empezarán a surtir efecto en cuestión de semanas:
Además, una vez que se pasa el efecto del alcohol, puede producir un efecto rebote, que hace que algunas personas se despierten temprano y tengan problemas para volver a dormirse, dijo White. En un estudio, realizado entre más de 4.000 participantes de un reto de “enero seco” en el Reino Unido, el 56% informó que dormía mejor sin alcohol.
Es que, tras un periodo de tiempo de no beber, dichos sistemas podrían recuperar su buen funcionamiento y, por lo tanto, ayudar a mejorar la producción de las llamadas hormonas de la felicidad.