Agencia Excélsior. Junio 13, 2025.
Comprar una bolsa de lujo auténtica —ya sea en una boutique, en una tienda de segunda mano o en línea— se ha convertido en una práctica tan deseada como arriesgada.
Con el auge de las “superfalsificaciones”, versiones tan bien elaboradas que engañan incluso a coleccionistas experimentados, el riesgo de adquirir sin querer una imitación ha crecido exponencialmente.
A diferencia de generaciones pasadas, en las que la distinción entre original y copia era casi obvia, hoy la industria de la falsificación ha alcanzado un nivel de sofisticación preocupante.
Ante esta realidad, saber identificar una pieza auténtica no es un lujo, sino una necesidad. ¿Cuáles son los indicios que permiten distinguir una verdadera joya de un producto apócrifo? A continuación, u
Para quienes compran en tiendas físicas o ferias de segunda mano, el contacto directo con la bolsa ofrece pistas que muchas veces pasan desapercibidas.
Según Hunter Thompson, director de autenticación y cumplimiento en The RealReal, los detalles sensoriales marcan la diferencia:
“Siente el peso de la bolsa y el tacto del material. Un olor químico fuerte es una señal de alarma. Las casas de lujo usan pieles tratadas de forma natural; las imitaciones, en cambio, recurren a materiales sintéticos que delatan su origen”.
La piel auténtica tiene una textura específica, y la densidad de una bolsa original suele ser mayor, producto de herrajes de calidad, costuras reforzadas y estructura firme. Las falsificaciones, aunque visualmente cercanas, no reproducen la experiencia táctil ni olfativa del producto genuino.
La atención minuciosa es esencial, sobre todo en compras por Internet. Las fotografías deben ser nítidas y ofrecer primeros planos de cada componente: los herrajes, el tipo de costura, el logo, la textura de la piel y el interior.
“Los falsificadores suelen descuidar el forro, los grabados internos y las tipografías”, advierte Thompson.
“Comparar cada detalle con imágenes oficiales en el sitio web de la marca es un paso indispensable. Incluso una leve desviación en el grosor de la letra o el tono del metal puede indicar una falsificación”.
Las imitaciones modernas pueden copiar los logos y estructuras externas, pero raramente replican con fidelidad el diseño interior o los acabados de lujo. Examinar bolsillos, cremalleras, costuras internas y etiquetas con seriales únicos suele dar claridad.
Contar con la caja original, la funda protectora y los certificados puede dar mayor seguridad, pero no debe tomarse como prueba absoluta.
Como señala Laurie Mestchersky, directora de bolsos en Resee, “algunas falsificaciones de Hermès incluyen tarjetas de autenticidad, aunque la marca jamás ha emitido certificados”.
Es decir, el embalaje puede ser falsificado con la misma dedicación que la pieza misma. Por eso, además de verificar la existencia de estos elementos, es crucial conocer qué ofrece o no cada casa de moda como parte del empaque original.
La regla de oro nunca cambia: si el precio parece demasiado bueno para ser cierto, probablemente lo sea.
“En el mercado del lujo, las gangas reales son extremadamente raras”, comenta Mestchersky.
“Puedes encontrar precios razonables en modelos menos icónicos o en piezas con ligeros daños reparables. Pero si ves un bolso clásico —como un Chanel 2.55 o un Birkin— a la mitad de su valor de mercado, algo no está bien”.
En mercados secundarios, las marcas icónicas mantienen su valor, e incluso lo incrementan con el tiempo. Por eso, un precio considerablemente bajo debería activar las alertas del comprador.
Aunque el mercado de segunda mano ha florecido gracias a la nostalgia y la búsqueda de objetos únicos, los modelos antiguos también pueden ser falsificados.
Sin embargo, hay un matiz: muchas de las imitaciones de décadas pasadas son más fáciles de detectar.
“Los materiales de baja calidad no envejecen bien”, señala Thompson. “En los bolsos vintage falsos, los colores se desvanecen, los forros se desintegran y los metales se oxidan con facilidad. Una pieza original, bien conservada, resiste el paso del tiempo”.
Aun así, los expertos recomiendan estar atentos, ya que algunos imitadores han comenzado a producir falsificaciones “vintage” diseñadas para parecer envejecidas a propósito.
Para quienes compran en plataformas de reventa o subastas, lo más seguro es optar por servicios con equipos de verificación certificados.
Además, existen servicios independientes de autenticación como Entrupy, que utilizan inteligencia artificial y bases de datos de alta precisión para validar la autenticidad de un bolso en minutos.
Los productos falsos se perfeccionan cada vez más, el conocimiento se vuelve el mejor aliado. Distinguir una bolsa auténtica de una imitación no es sólo una cuestión de estatus: es un acto de consumo responsable, informado y ético.
Invertir en una pieza genuina —ya sea nueva o de segunda mano— garantiza calidad, durabilidad y respaldo. Y si la duda persiste, mejor dejarlo en manos de quienes saben. Porque en la moda, como en la vida, los detalles lo son todo.