Al filo de la noticia

‘El amor, un problema de salud pública’; matrimonios van a la baja

  • La terapeuta Tere Díaz aseguró que el control de las emociones en los mexicanos se ha convertido en un servicio de primera necesidad, por lo que garantizar su acceso debería ser responsabilidad del gobierno

Agencia Excélsior. Enero 08, 2024.

La salud mental se ha convertido en un servicio de primera necesidad, por lo que garantizar su acceso debería ser una política pública, sostiene la terapeuta Tere Díaz Sendra.

Entrevistada en ocasión de su nuevo libro Navegando la incertidumbre amorosa, en coautoría con Mónica León, reflexiona sobre el impacto emocional que el cambio en las relaciones psicoafectivas está teniendo entre los mexicanos.

Licenciada en Pedagogía, terapeuta familiar sistémica y de pareja, promotora de desarrollo humano grupal, la autora habla de las transformaciones que se están generando en una sociedad donde el amor ya no es sinónimo de matrimonio como única manera de concretarlo y la felicidad tampoco depende del estado civil, porque crecen los tratos de pareja que se conciben como tal, pero bajo modalidades en las que compartir el mismo techo no resulta indispensable.

Iniciamos la conversación planteando el cuestionamiento de si las precandidatas presidenciales deberían estar al tanto de estos cambios culturales que modifican las expectativas y las necesidades de la gente.

“Creo que el amor es un problema de salud pública”, responde Tere Diaz.

“La manera de amar, la manera de desear, de construir relaciones, de destruir relaciones es un problema de salud pública. Yo creo que, si supiéramos cuidarnos, supiéramos cuidar al otro, entendiéramos lo que provoca muchas ideas enquistadas en nuestra mente y muchas acciones en pro del amor, nos lastimaríamos menos, enfermaríamos menos y ya no te digo el salto a la violencia, que es una línea que está ahí claramente marcada”, plantea.

Destaca que frente a las creencias y los riesgos psicosociales, la salud mental es un instrumento para prevenir adicciones y curar depresiones, ansiedades.

CADA QUIEN SU CASA

El libro contiene una encuesta sobre las formas de convivencia en la CDMX que revela las tendencias en los arreglos sexo amorosos que se están construyendo entre los mexicanos, destacando el dato del LAT, referido al viviendo juntos, pero separados/living apart together.

En la capital del país, entre las personas de mayores ingresos y entre los jóvenes, el 23 por ciento de los mayores de 20 años reporta haber tenido una relación LAT.

La LAT es una forma de convivencia más extendida de lo que se piensa, ya que casi 14 por ciento de los habitantes de más de 20 años había tenido alguna convivencia de este tipo, definida como una pareja estable sin vivir juntos en la misma casa”, detalla.

Las cifras dan cuenta de cómo el matrimonio y su larga duración va decreciendo, así como las expectativas de ser parte de uno.

De manera que vivir en pareja o cohabitar ya no representa la única opción de compartir ni la única aspiración de convivencia amorosa, se documenta en el libro.

Así, por ejemplo, “entre los singulares —personas no casadas— 26 por ciento tiene pareja y 74 por ciento no tiene”.

Pero, según la encuesta, de ese porcentaje sin pareja, sólo el 16 por ciento aspira a tenerla.

MATRIMONIO A LA BAJA

Sólo el 50 por ciento de los singulares, como les denomina Tere Díaz, quisiera casarse.

Esa expectativa baja a 33 por ciento entre las personas divorciadas o separadas.

La encuesta que sustenta este libro revela que el deseo de matrimonio ahora se concentra entre los jóvenes de 20 a 29 años. En ese segmento poblacional, el 75 por ciento está a la espera de unirse conyugalmente hablando.

Pero una vez que se entra al tercer piso de edad, esa aspiración desciende significativamente, al grado que únicamente, el 35 por ciento de los adultos entre 30 y 59 años que se encuentran singulares existe el interés de casarse.

Plantean que la gente ya no se casa por seguridad económica o para tener hijos, sino por amor y para tener un acompañamiento de vida.

Destacan que “la singularidad” —término bajo el cual agrupan a solteros, separados, divorciados y viudos— va en aumento y está dejando de ser una forma de vida sólo de los jóvenes, ya sea porque se regresa a la singularidad como persona separada o divorciada, pero también porque se demora el matrimonio o porque nunca sucede.

LA FELICIDAD

Uno de los hallazgos más importantes es que la felicidad no se asocia a un estado civil.

Cuando preguntamos si se cree que son más felices los casados, solteros o divorciados, 65 por ciento del total negó tal distinción al responder que todos son igual de felices; sólo 32 por ciento respondió que algún estado civil promueve más que otro la felicidad: 16 por ciento apuntó a los casados y 14 por ciento a los solteros”, detallan.

El 21 por ciento de los encuestados declaró haber tenido algún grado de infidelidad; 11 por ciento se identificó con tener alguna “cana al aire” y 2 por ciento habló de relaciones de pareja “abiertas o sin exclusividad”.

Reseñan las autoras que el grupo menos fiel es el de los “solteros con pareja”, quienes a su vez cuentan con una visión más abierta de las relaciones sexuales. El 78 por ciento de las personas en esa condición cree que éstas son válidas en cualquier tipo de pareja o relación.

UN ASUNTO DE SALUD PÚBLICA

Tere Díaz es socia fundadora de Psicoterapia La Montaña, así como docente, conferencista y coach estratégico empresarial.

Le preguntamos si estos nuevos modelos amorosos y la soltería —temas de los que ella es una estudiosa y autora de otros cuatro libros— son motivo de preocupación y de ocupación para los terapeutas, en tanto se confrontan con patrones tradicionales y prejuicios.

Y es que el libro de Tere Díaz nos señala que las personas estamos sufriendo bajo paradigmas que nos aprisionan, cuando la realidad de las relaciones sexo-afectivas sigue transformándose al tiempo que lo hace la institución matrimonial.

Por eso están en aumento las uniones de personas mayores, explica, bajo el entendido de que ahora lo relevante es la construcción de un buen amor, al tiempo que se les teme a las alternativas de hacerlo al margen de los cánones que durante siglos se establecieron como únicos, tal es el caso de la idea de que el amor para serlo o para ser válido “debe de durar para siempre”.

Y, no, plantea la terapeuta, hoy debemos transitar hacia relaciones amorosas que conduzcan al disfrute y al crecimiento de las personas.

“Yo trabajo en la salud mental y, regresando a tu pregunta inicial -si las precandidatas presidenciales deberían enterarse de estas transformaciones culturales- me gustaría escribir un artículo que se llamará ‘Hablemos de amor, señora presidenta’.

“Porque somos seres que nos apegamos, somos seres que nos construimos desde las dependencias, las interdependencias (…) Y creo que todo profesionista, toda persona que se relaciona con la gente llegue y se abre a ella, incluidos los abogados, tienen que entender de qué va la experiencia del amor en el siglo 21, porque en poquísimo tiempo se transformó lo que nuestros padres vivieron, ya nada qué ver. Ni lo que nosotros vivimos tiene qué ver con lo que están ahora viviendo nuestros hijos”.

EL FENÓMENO DEL AMOR

El libro de Tere Díaz y Mónica León es una invitación a sacudirnos la supuesta idea de que existe un sólo marco de valores que dicta cómo ser feliz y a gestionar el bienestar amoroso, sexual, erótico desde otras experiencias, donde el contrato conyugal ya no es el hilo conductor del bienestar y la realización personal.

Hay que entender el fenómeno del amor. No es lo mismo un amor para salir de casa de tus padres, que un amor que quiere construir familia con hijos o un amor que busca un acompañamiento, más desde la realización personal y que se requiere de cierta libertad económica para poder sostener un acuerdo de este tipo”, detalla.

Explica que cada vez crece en el mundo la conciencia de que “uno se casa o vive con la persona que comparte una serie de valores, de proyectos, de bolsillos, pero el deseo no se casa con nadie”.

Se trata de un cambio reciente para la historia de la humanidad porque durante siglos el matrimonio fue más un arreglo concertado.

En contraposición, hoy se tiene la opción de “estas relaciones de living aparth together, que es como se usa en inglés, vivir comprometidos, pero cada quien en nuestras casas” porque existe la opción de entender de diferentes maneras el proyecto amoroso de las personas.

Otro componente de las nuevas relaciones es que importa y mucho la experiencia erótico-afectiva de las parejas y no es más un tema secundario.

EL FUTURO: 4 RELACIONES

Lo dice Willy Pasini en su libro Los Nuevos Comportamientos Amorosos: los ciudadanos del siglo XXI vivirán dos, tres o quizás cuatro relaciones amorosas, concebidas como relaciones. Por las transiciones de vida y la movilidad que se dan a lo largo de una vida suficientemente larga y creo que eso se tiene que entender y asumir”.

Y ese es otro aprendizaje que los trabajadores de la salud mental acompañan ahora en sus consultorios: que las personas aprendan a decir adiós a las relaciones de pareja que dieron de sí, “sin tener que estar enfurecidos, sin tener que llegar a odiarnos, sino, por el contrario, agradeciendo y honrando siempre el amor que nos tuvimos”, reseña la especialista.

Desmontar las ideas anquilosadas que generan sufrimiento como esas de que el amor todo lo puede y todo lo tolera es parte hoy de la tarea de los terapeutas, a fin de evitar que dichas creencias generen abusos y experiencias traumáticas.

Sin embargo, plantea que todavía hay un gran estigma de la soltería y sobre todo hacia las mujeres. Esto genera presiones y tensiones familiares que llevan a la gente al consultorio quejándose de esas madres o hermanos que “todo el tiempo me está queriendo presentar a alguien o preguntando cuándo me caso, cuándo tengo hijos”.

Al respecto, Tere Diaz habla de la importancia de entender que las nuevas generaciones tienen otros retos y que la sociedad debe aprender a respetar sus decisiones, sin juicios ni prejuicios.

AMOR Y FAMILIA, EL BIENESTAR

En el caso de las mujeres, destaca que la importancia de la maternidad es un tema relevante para gestionar nuevas relaciones. Pero a diferencia del pasado inmediato “ahora podemos elegir muchas cosas: asumir nuestros riesgos y vivir de manera mucho más libre nuestros deseos, sueños y elecciones. Y también tenemos que lidiar con contradicciones internas porque no acabamos de renunciar a un estilo de enamoramiento admirativo: si yo soy más alta, si yo tengo más trabajo, si yo tengo más dinero, porque regresa ese patrón ancestral del médico con la enfermera, el maestro con la alumna. Entramos a esas contradicciones a la hora de caminar la vida”.

Frente a estas transiciones en la vida de las personas, la salud mental y la educación preventiva son una necesidad.

“He formado una clínica donde 90 terapeutas dan 2 mil consultas al mes a través de Psicoterapia La Montaña. Yo te diría que el 80 por ciento de la gente que pide ayuda y consultas es por temas de relaciones amorosas”.

“Es decir, relaciones de pareja, pero también y mayoritariamente familiares, es decir, con los padres, con los hijos, con los hermanos. “El cómo relacionarnos es central para nuestro bienestar, central”, remarca.