Agencia Excélsior. Marzo 18, 2024.
Con él comenzó la aventura. El elefante Big Boy fue el primer habitante del Santuario Ostok, que en náhuatl significa cueva.
Se trata de un refugio para animales de vida silvestre de 100 hectáreas en tierras culichis, con vegetación de selva baja caducifolia, que significó un largo sueño alcanzado para Ernesto Zazueta y su familia.
“Realmente es un sueño que yo desde niño tuve, dije: ‘el día que ya esté ruco’, y ya estoy ruco, ‘me voy a dedicar a cuidar animales, que es lo que más me gusta’”, comentó con orgullo el ahora presidente del Consejo de Ostok Sanctuary.
Hasta ahora van mil 800 animales rescatados de condiciones de maltrato, tráfico ilegal o que sufrieron alguna lesión en el medio natural. Más de la mitad de ellos ya fueron devueltos a su hábitat, después de un período de atención médica y rehabilitación.
Para celebrar los primeros tres años de vida de Ostok, Ernesto Zazueta organizó una gran ceremonia de liberación. Decenas de invitados ayudaron a regresar a la naturaleza, patos silvestres, que pronto retomaron su ruta migratoria; grandes iguanas, que después de dudarlo un poco, reptaron hacia el monte o un pequeño coyote que, en realidad, no se quería ir.
Como testigo de honor estuvo el reconocido rapero y compositor Alemán, nombrado como el primer embajador de Ostok para México y el mundo, quien se comprometió a ser un aliado de esta noble labor, que se ha vuelto vital en nuestro país ante la falta de presupuesto y de acciones por parte de los diferentes niveles de gobierno a favor de la biodiversidad y los recursos naturales.
Ostok es el hogar permanente de alrededor de 500 inquilinos que la gente conoce a través de TikTok, Instagram y Facebook.
Algunos de los más populares son los elefantes Big Boy y su esposa Bireki, que por años vivieron bajo el yugo de un circo.
Amado Zazueta, director de la Unidad de Rescate de Ostok Sanctuary, recordó que los elefantes contrajeron nupcias en una concurrida ceremonia en julio de 2023.
“Big Boy es el ejemplo de lo bien que nos ha ido en estos tres años. Gordito, con novia, terrenos, Big Boy es un partidazo, que vive feliz aquí”, celebró.
También encontramos a Freddy, un hipopótamo juvenil que fue rechazado por la manada en un zoológico del Estado de México, y hoy retoza muy a gusto en su charca de Ostok.
Además está Yuli, una pequeña jirafa de tres años, que come, come y no se cansa de comer, así como Nacho y Nacha, dos búfalos de agua, que fueron rescatados de un rancho en Sinaloa.
No podemos dejar de mencionar a Burro, el habitante de Ostok más encimoso de todos, un animal de granja que por azares del destino llegó aquí, luego de que su caso de maltrato se hizo viral, tras ser arrastrado con una camioneta por un camino de terracería en un poblado de Hidalgo.
“Todos tienen diferentes historias que contar, pero todos terminaron con nosotros y los vamos a ayudar a estar en las mejores condiciones de salud posibles, para después encontrarles un lugar para siempre”, indicó José Ernesto Zazueta, integrante del Patronato de Ostok Sanctuary.
La inversión en Ostok es de aproximadamente 800 mil pesos mensuales, casi la mitad se cubre con donaciones en especie, como alimentos y medicinas y el resto con recursos propios.
“Aquí ocupamos alrededor de 800 kilos de carne y pollo, 600 kilos de frutas y verduras, así como 350 kilos de zacate y pastura”, precisó Ernesto Zazueta.
El reto hacia adelante, es seguir tejiendo alianzas con santuarios de todo el mundo y salvar la vida de al menos 74 hipopótamos de Colombia, descendientes de las tres hembras y el macho que el capo de la droga, Pablo Escobar llevó para su colección privada en la Hacienda Nápoles, en los años 80.
Amado Zazueta, director de la Unidad de Rescate de Ostok Sanctuary, explicó que hoy los hipopótamos son considerados una especie exótica invasora, allá en tierras colombianas, donde su población alcanza los 169 ejemplares, lo que abre la posibilidad de que el gobierno los liquide como medida de control biológico.
“Se van a lograr rescatar a esos hipopótamos, les voy a decir por qué, porque los gobiernos pueden ir y venir, esos tienen plazos de tiempo, pero las buenas causas y la bondad de las personas son para siempre”, manifestó.
El plan es que 10 hipopótamos puedan vivir en Ostok, donde ya les tienen preparado un lago de cinco hectáreas, 60 vayan al santuario más grande del mundo, de la familia Ambani, en la India, y cuatro a Perú.
En su tercer aniversario, el llamado de Ostok a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), es que agilice la entrega de permisos en México, para poder reubicar a los animales que ya fueron rehabilitados.
De esta forma, se podrá seguir rescatando ejemplares, con el fin de que puedan tener una segunda oportunidad de vida en el santuario.
“Mientras estén bloqueados los trámites para poder reubicarlos, no podemos salvar más animales, aunque nosotros lo vamos a seguir intentando y lo queremos hacer, pero necesitamos la cooperación de las autoridades”, remató José Ernesto Zazueta, integrante del Patronato de Ostok Sanctuary.