Agencia AD Magazine. Octubre 28, 2024.
Una de las celebraciones más importantes a lo largo y ancho del país es el Día de Muertos, sin embargo, en cada región existen diferentes tradiciones, como el Hanal Pixán, un festejo popular entre los mayas.
Traducido como “comida de las ánimas”, este festejo de los antiguos habitantes de la península de Yucatán y sus alrededores invoca a los difuntos del más allá para convivir con sus seres queridos en la tierra durante tres días.
Conocida como “comida de las ánimas” o “comida del alma”, el Hanal Pixán es una tradición del pueblo maya que se lleva a cabo del 31 de octubre al 2 de noviembre, en la cual se ofrece comida tradicional a los difuntos en los pueblos y ciudades de la península de Yucatán.
El primer día se conoce “hanal palal” y es dedicado a los niños, mientras que el segundo día, “hanal nucuch uinicoob” es dedicado a los adultos. Por último, el tercer día o “hanal pixanoob” se realiza una misa dedicada a las ánimas, generalmente en el cementerio más grande de cada poblado.
Según la mitología maya, el tiempo es cíclico y la Tierra es un plano rectangular sobre el cual existen 13 cielos y 9 mundos inferiores, mientras que la vida era el Pixán que rotaba a través del tiempo.
Por ello, el Pixán o “el alma del hombre” era considerado un regalo de los dioses, mismo que estaba un tiempo en la Tierra y luego viajaba a través de caminos en forma de serpiente hacia el inframundo.
Los antiguos mayas enterraban a sus muertos en los patios de sus casas para rendirles culto de manera continua, ya que según sus creencias, estos seguían presentes en sus hogares. De ahí el origen de esta tradición.
Como toda tradición, existen diferentes ritos que forman parte de los festejos que los mayas realizaban, siendo los más comunes:
El primer día dedicado a los niños difuntos, el altar es decorado con un mantel bordado en tonos alegres, además de los alimentos, dulces y juguetes, flores de xpujuc amarillas, xtés en color rojo y virginias.
El segundo día, es común que los altares dedicados a los adultos difuntos se alumbren con velas de cera, flores, ramas de ruda, fotografías y comida típica, como atole, pibes o mucbipollos, xec, dulce de papaya, tamales de x’pelón, pan dulce y balché, una bebida embriagante que se hace con la corteza de un árbol típico de la región.
Este rito, conocido también como octava, es una reunión o fiesta que se hace a los ocho días del Hanal Pixán, en la que se encienden hileras de velas en las puertas de las casas, para que las almas vean su camino al retirarse de los pueblos al término de este festejo.
Como cada región del país, la gastronomía típica no puede faltar para este festejo. Una de las bebidas más populares es el tan-chucuá, un atole que se realiza con masa de maíz, cacao, pimienta y anís.
Por otro lado, el mucbipollo o pib es un tamal grande hecho de masa de harina de maíz y manteca, relleno de carne de pollo y cerdo, envuelto en hojas de plátano y cocinado en horno de leña, además de tortas de masa y frijoles llamadas pibil-x’pelón.
También, es común que se cocinen calabazas grandes, acompañadas de jícamas, camotes y mazorcas de maíz tierno.
Por último, aunque el pan de muerto no es propio de la región, este se ha integrado a los festejos, al igual que los dulces de calavera de azúcar o chocolate.