Ciudad de México | Febrero 21, 2025.
Imagina vivir en un lugar donde las palabras que escuchas no las entiendas. Esto es la realidad de casi un millón de monolingües en México, que solo hablan una lengua indígena.
Es así que, en este Día Internacional de la Lengua Materna, te invitamos a conocer a tres mujeres que luchan por preservar sus lenguas y con ellas, todo un mundo de conocimiento.
Érika Pérez, de 18 años, es una de las 60 estudiantes de la primera generación de la ULIM, donde se estudian 68 lenguas indígenas, 23 de ellas en peligro de extinción.
“Yo vine aquí a estudiar a ULIM porque mi lengua está a punto de desaparecer. Los niños en hoy día en día ya no quieren hablar la lengua tsotzil y entonces yo vine acá para cuando vaya en mi comunidad, pues los enseñan a los niños a cómo poder revitalizar de nuevo mi lengua.”
En este caso, el Tsotsil, hablado por Érika, enfrenta la barrera de la falta de un sistema escrito, pues ha sobrevivido oralmente. Por ello, ella destaca que, al morir un hablante, se pierde parte del idioma, por eso quiere convertirse en profesora y enseñar formalmente su lengua.
“Pero el problema es que ya bueno, digamos que los números en la lengua tsotzil ya lo olvidaron, ya no saben contar. El problema de ahí es que no saben escribir todos en mi comunidad y también en mi familia. Se olvidaron a cómo escribir la lengua tsotzil y tienen que otra vez rehabilitar para poderle escribir.”
El náhuatl, maya y tzeltal representan el 2.6% de los hablantes de lenguas indígenas en México. Es así que, lenguas como el Ahome Sinaloa y el Alazapa, en Nuevo León, ya están extintas. La Ingeniera Gabriela Salas integró el náhuatl en el traductor de Google, permitiendo consultar palabras comunes como “hola” y “tortilla”.
Gabriela, originaria de Puerto del Caballo, Hidalgo, colaboró en un proyecto con Google que incorporó 110 idiomas, incluidos el náhuatl de la Huasteca Oriental, zapoteco y q’eqchi. De esta manera, preservar las variantes del náhuatl, oriental y occidental.
“Pero hoy en día, pues no están ni mis tíos, no están mis abuelos ya fallecieron, mis bisabuelos también y nada más esa población de donde yo vivo, nada más lo habla mi mamá y yo. Se están desplazando nuestras lenguas, ¿dónde está, por ejemplo, los que están al norte del país? Por ende, tiene que hablar en inglés si se entiende, pero también nuestras lenguas salen sacrificadas. Entonces, eso es lo que me hizo como que crea conciencia y digno tenemos que hacer algo.”
Enriqueta Lunez, poeta de San Juan Chamula, Chiapas, ha notado avances en la difusión de las lenguas originarias. Pero advierte que este proceso tomará tiempo, algo que muchas lenguas no tienen.
“Las lenguas que existen en el país están viviendo un diferente proceso. En algunas que todavía están en la normalización del abecedario, en otras pues ya estamos en este proceso más creativo de tener más publicaciones. El proceso es distinto para cada lengua del país.”
Un reto adicional es adaptar la enseñanza a cada lengua. Por ejemplo, el Chinanteco, con 144 mil hablantes, es un ejemplo de las particularidades que dificultan su traslado a un sistema escrito.