Agencia Infobae. Enero 14, 2025.
En el último siglo, la esperanza de vida de los seres humanos aumentó en casi todos los países. Las vidas más longevas se están convirtiendo cada vez más en la norma.
Un nuevo estudio, que fue llevado a cabo por investigadores de los Estados Unidos, Australia, Suiza y Reino Unido, comparó la salud de los adultos mayores de hoy con la de generaciones anteriores. Los resultados se publicaron en la revista Nature Aging.
Descubrieron que los 70 de hoy son los nuevos 60. Esto significa que las generaciones actuales de personas mayores disfrutan de mayores niveles de funcionalidad física y cognitiva en comparación con las generaciones previas. Se comprobó al menos en los países en que residían los participantes del trabajo.
De acuerdo con Jay Olshansky, investigador en envejecimiento de la Universidad de Illinois, Estados Unidos, que no participó en la investigación publicada, a partir de los resultados se demuestra que “la capacidad intrínseca, que es lo que realmente importa a las personas a medida que envejecen, es inherentemente modificable”.
Esto significa que se refuerza la idea de que las intervenciones médicas y sociales pueden mejorar esa capacidad.
El concepto de “capacidad intrínseca” fue desarrollado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Abarca un conjunto de habilidades físicas, mentales y sensoriales que permiten a una persona desenvolverse en su entorno.
En 2022, tras un proceso de revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud, se aceptó la propuesta de cambiar “vejez” por “disminución de la capacidad intrínseca asociada al envejecimiento”. Se hizo para reducir las actitudes discriminatorias y prejuiciosas con respecto a la edad.
Investigaciones anteriores también indicaban que la prevalencia de enfermedades que causaban discapacidad había disminuido, y que factores como la educación, una mejor nutrición y la prevención médica estaban contribuyendo a un envejecimiento más saludable.
Sin embargo, la evidencia longitudinal comparativa entre generaciones era limitada, especialmente en regiones con diferencias socioeconómicas marcadas.
El trabajo fue liderado por John Beard, del Centro de Envejecimiento de la Facultad de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia, Estados Unidos, y vino a llenar ese vacío, al combinar análisis detallados de cohortes de diferentes contextos.
Aunque los autores advierten que las tendencias observadas podrían no replicarse en otras regiones, los hallazgos ofrecen una base para explorar cómo factores como políticas públicas, acceso a la educación y atención médica contribuyen a un envejecimiento saludable.