Agencia El Universal. Enero 13, 2024.
Este 2024, el Miércoles de Ceniza será el próximo 14 de febrero, misma fecha que el Día de San Valentín, lo que ha causado distintas reacciones entre usuarios quienes celebran estas dos festividades. En esta fecha, las personas no deberán comer carne, ya que comienza el rito de penitencia, 40 días antes de Semana Santa.
Así mismo, el Miércoles de Ceniza marcará el inició de la Cuaresma, periodo significativo para la religión católica.
Como cada año, miles de católicos asistirán a la iglesia para la toma de ceniza, la cual es aplicada en la frente en forma de cruz por un sacerdote bajo el pasaje bíblico “polvo eres y en polvo te convertirás.”
En la antigüedad, los judíos se cubrían de ceniza cuando hacían algún sacrificio; los ninivitas también usaban las cenizas como símbolo de su deseo de conversión de una mala vida a una vida con Dios.
En los primeros siglos de la Iglesia, aquellas personas que deseaban recibir el Sacramento de la Reconciliación durante el Jueves Santo, se ponían ceniza en la cabeza y portaban un hábito penitencial para representar su voluntad de convertirse.
No fue sino hasta el año 384 d.C. que la Cuaresma obtuvo un sentido penitencial para todos los cristianos. Desde el siglo XI, se acostumbra poner las cenizas obtenidas al quemar las palmas del Domingo de Ramos del año anterior para dar inicio a los 40 días de la Cuaresma.
De acuerdo con al Vaticano, en el siglo XII surgió la costumbre de obtener las cenizas al quemar los ramos de olivo bendecidos el Domingo de Ramos del año anterior.
Las palmas que fueron bendecidas un año antes son rociadas con agua bendita, aromatizadas con incienso y posteriormente quemadas para obtener la ceniza que se ha de imponer en la frente de los fieles.
Cuando el sacerdote coloca la señal de la cruz sobre la frente de los fieles expresa las frases “arrepiéntete y cree en el Evangelio”, así como “Acuérdate que eres polvo y en polvo te convertirás”, que se extraen de pasajes de la Biblia.
Es costumbre entre la población no retirar la ceniza hasta que ésta caiga por si sola, aunque no se trata de una disposición obligatoria.