Agencia Infobae
Consuelo Duval, reconocida actriz mexicana, se convirtió en víctima de un audaz robo perpetrado con maestría y astucia. La suma asciende a la sorprendente cifra de 500 mil pesos mexicanos, así como a joyas de valor incalculable. El escenario del crimen fue la residencia de la artista, ubicada en la alcaldía Cuajimalpa.
Según informó Antonio Nieto en redes sociales, la intrépida modalidad de robo involucró el ingenioso uso del método conocido como la “patrona”. En esta ocasión, los perpetradores lograron obtener información confidencial y sobre los hábitos de Consuelo Duval a través de la trabajadora doméstica.
La empleada fue manipulada mediante el uso de un audio generado por Inteligencia Artificial, lo que facilitó la persuasión para que entregara la abultada suma de dinero y las joyas de la actriz.
El hecho adquiere tintes cinematográficos al conocerse que los ladrones, astutos en su escape, utilizaron dos vehículos calificados como unidades de Uber para huir con el cuantioso botín. Esta estrategia, les permitió moverse de manera discreta y aparentemente inofensiva.
La seguridad en las zonas residenciales de la Ciudad de México nuevamente se ve cuestionada con este audaz asalto a una figura pública. La alcaldía Cuajimalpa se convierte en el epicentro de un delito que combina la sofisticación tecnológica con tácticas tradicionales de inteligencia criminal.
El robo a Consuelo Duval no sólo es un golpe económico significativo, sino que también pone de manifiesto la creciente complejidad de los métodos utilizados por los criminales para llevar a cabo sus fechorías, desafiando constantemente a las autoridades y la sociedad en su conjunto.
Desde el 2021, la Unidad de Policía Cibernética de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México emitió una alerta sobre una variante reciente de los fraudes conocidos como “La Patrona” o “El Sobre Amarillo”. Esta nueva versión ha evolucionado con el avance de la telefonía móvil desde el año 2000 y ahora involucra tanto llamadas y mensajes de texto como correos electrónicos.
Los estafadores se comunican con posibles víctimas, ya sea por teléfono o correo electrónico, utilizando la artimaña de poner en peligro a la supuesta patrona o patrón, instándolos a ayudar en una emergencia ficticia. Convencen a los trabajadores para que reúnan aparatos electrónicos, joyas y, específicamente, busquen dinero en un “Sobre Amarillo”.
Luego acuerdan un punto de entrega o solicitan depósitos urgentes en tiendas de conveniencia. En algunos casos, los estafadores seleccionan números al azar, mientras que en otros aprovechan la información pública compartida por negocios e instituciones en línea o en redes sociales.