Agencia El País. Noviembre 12, 2024.
Este año 2024 ha sido “el más duro” de la vida del príncipe Guillermo (42 años). No es para menos: después de que su padre, el rey Carlos III (75 años), anunciara a principios de febrero que padece cáncer, su mujer, Kate Middleton (42 años), confirmaba este mismo diagnóstico mes y medio después. Así que no es de extrañar que cuando varios medios le han preguntado al heredero al trono británico sobre cómo compagina sus deberes reales como miembro de la realeza con el necesario tiempo en familia, el príncipe de Gales haya contestado sin tapujos: “¿Sinceramente? Ha sido terrible”.
La declaración ha tenido lugar tras su visita a Ciudad del Cabo (Sudáfrica) para asistir como anfitrión oficial a la ceremonia de entrega del millonario premio Earthshot, un galardón ideado por el príncipe que reconoce la contribución al ambientalismo. Después, Guillermo de Inglaterra ha atendido a la prensa y se ha sincerado sobre la difícil situación a la que se ha enfrentado en los últimos meses como hijo, marido, padre y miembro de la familia real británica. “Probablemente, ha sido el año más duro de mi vida. Tratar de superar todo lo demás y a la vez mantener todo en orden ha sido realmente difícil”, ha confesado.
Su padre, el rey Carlos III, sigue un tratamiento contra el cáncer que le diagnosticaron en febrero, aunque no le impide seguir realizando deberes reales como su reciente viaje a Australia y Samoa. Su mujer, Kate Middleton, con quien contrajo matrimonio en 2011 y tiene tres hijos en común (Jorge, Carlota y Luis), se ha sometido a quimioterapia preventiva contra el cáncer durante estos meses y a principios de septiembre anunció esperanzada que había finalizado el tratamiento. “Mi camino hacia la curación y la recuperación total es largo y debo seguir aprovechando cada día como viene”, aseguró en un vídeo muy familiar la princesa de Gales, que también está volviendo poco a poco a sus deberes reales. “Estoy muy orgulloso de mi mujer y estoy muy orgulloso de mi padre por manejar la situación como lo han hecho”, ha asegurado este jueves el príncipe de Gales. “Pero desde el punto de vista personal y familiar, ha sido brutal”, ha añadido.
A los problemas de salud de la familia real británica se suma ahora también la infección de pecho que ha llevado a la reina Camila, esposa de Carlos III, a cancelar su agenda pública. “Su majestad la reina se encuentra actualmente indispuesta debido a una infección en el pecho, por lo que sus médicos le han recomendado un breve periodo de descanso”, señala la nota sobre su estado de salud difundida por el Palacio de Buckingham el pasado 5 de noviembre.
En años anteriores, Guillermo de Inglaterra ha acudido a la ceremonia del Premio Earthshot acompañado de su esposa, que este año se ha quedado en Londres, pero el miércoles, cuando el heredero al trono británico llegó a Sudáfrica, aseguró que ella se encontraba “muy bien”. Preguntado por su papel como príncipe de Gales, dijo que “es una cuestión complicada”. “¿Me gusta tener más responsabilidad? No”, se respondió primero a sí mismo. “¿Me gusta la libertad de poder construir algo como Earthshot? Entonces sí”, lo compensó después. “Y ese es mi futuro. Es muy importante que, con mi papel y mi plataforma, esté haciendo algo por el bien. Estoy ayudando a mejorar la vida de las personas y estoy haciendo algo que es genuinamente significativo”, remató. Por lo que dijo, a pesar de lo complicado de su año, ha sabido encontrar un equilibrio entre su vida personal y profesional: “Disfruto con mi trabajo y me gusta marcarme un ritmo y asegurarme de que también tengo tiempo para mi familia”.
Hablando de familia, una de las anécdotas más comentadas del encuentro ha sido su respuesta a una pregunta sobre la reciente y novedosa barba que el príncipe luce desde este verano. Al parecer, este cambio estilístico ha dividido a la opinión pública, pero también a sus más allegados, incluida su hija, la princesa Carlota, de nueve años. “A Carlota no le gustó la primera vez”, reconoce, “se puso a llorar a mares, así que tuve que afeitarme”. Luego, dice, se la volvió a dejar crecer: “Pensé, ‘espera un segundo…’, y la convencí de que todo iba a estar bien”. Ese ha sido básicamente el papel del príncipe este año, el de convencer a todos y a sí mismo de que todo va a estar bien.