Agencia Excélsior. Marzo 04, 2024.
La llamada narcomúsica está ganando cada vez más terreno, aunque estados y municipios de México están prohibiendo en sus reglamentos la apología a la violencia y al delito, así como el encumbramiento del crimen organizado, la idea de una tonada pegajosa de letra audaz y desafiante que vende sobre todo en las nuevas generaciones.
Municipios como Tijuana o estados como Quintana Roo, Chihuahua y Sinaloa han prohibido la narcomúsica, “porque puede atraer la violencia”.
Cabe recordar que miembros del crimen organizado asesinaron la semana pasada a tres integrantes de un grupo llamado Los Rivales del Norte, y el pasado 8 de febrero, el cantante de corridos tumbados, Chuy Montana, fue ultimado en Tijuana.
Pero las autoridades no pueden tornar al narcocorrido en un delito, porque se traduciría en un atentado contra la libertad de expresión. Del mismo modo, algunas administraciones públicas temen represalias por criminalizar legalmente a la narcocultura.
“Sin embargo, los municipios sí pueden inhibir este tipo de expresiones a través de sus reglamentos,y con multas económicas, que es en donde más duele”, expuso el presidente de la Comisión de Defensa Nacional de la Cámara de Diputados, Ricardo Villarreal García.
El legislador panista recordó que se trata de un “éxito momentáneo”, porque más temprano que tarde terminarán con su libertad o muertos.
Cada vez son más los patrocinadores y productores de la música grupera y, sobre todo, aquella que lanza mensajes a favor de la narcocultura. “Deja buen dinero”, dicen.
Platicando con algunos productores musicales sobre algunos de sus clientes. Todos exitosos y ninguno de ellos dispuesto a pedir a sus clientes que cambien las letras de sus canciones para evitar hacer apología del delito, porque coinciden en que ese tipo de expresiones son económicamente más redituables.
El primer productor, Rodrigo, fue claro, sabe bien que es nulo el valor musical de las obras de sus clientes, pero las canciones han dejado millones de dólares.
“Y ante lo que está viviendo el país, ¿podrías recomendar a tus clientes que al menos le cambien las letras a las canciones que componen?, pensando en que la música es armonía”.
La respuesta del promotor fue claramente negativa.
“Mira, la gente está bien podrida. Le gusta esto y se lo damos. Ya cada quien que haga lo que quiera. Yo sigo pensando en que vivimos en un país libre”.
Laura, productora también, reconoció que el país pasa por un momento plenamente sangriento y que es poco ético apoyar el impulso de la violencia y de la misoginia.
“Son temas delicados y no quiero meterme en cosas pesadas, pero de aquí vivo, incluso, hace unos meses teníamos a un grupo cuyas canciones fueron las más escuchadas en redes”, sentenció.
De las autoridades de diversos estados del país, la mayor parte de ellas rechazaron la entrevista.
La alcaldesa de León, Alejandra Gutiérrez Campos, lamentó las expresiones de odio, misoginia y delincuencia que pueden exaltar las notas provenientes de la narcomúsica.
“Sin embargo, en León no prohibimos los llamados narcocorridos ni los tumbados. Un particular puede tocar esas canciones; empero, nosotros no apoyamos absolutamente a ese tipo de grupos o solistas, de hecho, mejor que ni toquen, no los consideramos para los actos públicos”.
Por su parte, Enrique Galindo Ceballos, alcalde de San Luis Potosí, y el edil de Querétaro, Luis Bernardo Nava, declinaron abordar el tema. En el Congreso del estado de Baja California tampoco hubo señales que quisiera analizar el tema: “¿Va a salir mi nombre? Mejor no. Está muy feo eso”.
En diciembre de 2007, el vocalista de K-Paz de la Sierra, Sergio Gómez, fue secuestrado, torturado y asesinado en Michoacán, al finalizar un concierto en el Estadio Morelos. El plagio ocurrió el 1 de diciembre y dos días después fue que apareció su cuerpo sin vida.
El sonorense Sergio Vega, El Saka, fue ultimado por gatilleros el 26 de junio de 2010, en Sinaloa.
El 25 de noviembre de 2006, hombres armados mataron a Valentín Elizalde. Junto a él murieron su chofer y su representante, cuando viajaban a bordo de una camioneta en la ciudad de Monterrey.
El pasado 11 de febrero, miembros del Cártel de Sinaloa desataron la violencia en Aguascalientes; se presume que un narcocorrido llamado Que empiece el juego, que habla de la presencia del CJNG, fue, en parte, lo que detonó actos delictivos.