Agencia Excélsior. Noviembre 15, 2024.
Las autoridades brasileñas investigan este jueves las motivaciones detrás del ataque con explosivos la víspera contra la corte suprema en Brasilia, que encendió las alarmas a pocos días de que el país acoja la cumbre del G20. El hombre que intentó ingresar al Supremo Tribunal Federal (STF) la noche del miércoles con explosivos adheridos al cuerpo murió en el ataque y su cadáver fue retirado el jueves por la mañana frente al edificio, cubierto en una bolsa negra; las autoridades están catalogando el caso como “terrorismo”.
La policía lo identificó como Francisco Wanderley Luiz, de 59 años, un excandidato a concejal por el Partido Liberal del expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro en las municipales de 2020. Tras el ataque, Bolsonaro llamó al “diálogo” y a la “pacificación nacional”.
La Plaza de los Tres Poderes, que aloja también el palacio presidencial de Planalto, estaba parcialmente vacía el jueves y el acceso, restringido. El atentado se produjo antes de que Brasil acoja la semana que viene en Rio de Janeiro la cumbre de líderes del G20 y una visita de Estado del presidente chino, Xi Jinping, a Brasilia.
“La Policía Federal está trabajando rigurosamente para dilucidar rápidamente los motivos de las explosiones”, dijo el ministro de Justicia, Ricardo Lewandowski.
El ataque ocurrió menos de dos años después de una asonada contra el presidente Luiz Inácio Lula da Silva en el mismo lugar. El mandatario izquierdista aún no se pronunció sobre el ataque. El jueves recibió a varios embajadores en Planalto, que entraron por un acceso lateral en vez de la rampa principal, constató un fotógrafo de la agencia AFP.
“Hago un llamado a todas las corrientes políticas y a los líderes de las instituciones nacionales para que, en este momento de tragedia, den los pasos necesarios para avanzar en la pacificación nacional”, escribió Bolsonaro en la red social X en un inusual mensaje conciliador.
La sociedad brasileña está muy polarizada desde antes de las presidenciales de 2022, dividida entre una izquierda detrás de Lula y una derecha conservadora que apoya a Bolsonaro. El vicepresidente brasileño, Geraldo Alckmin, calificó de “triste y grave” el hecho y pidió “extrema rapidez y rigor” en la investigación, en declaraciones en Bakú, Azerbaiyán, donde asiste a la COP29 sobre el cambio climático.
Las fuerzas de seguridad hallaron más artefactos explosivos en una casa donde había estado el sospechoso, en la zona oeste de la capital, dijo el jueves un portavoz de la policía militar de Brasilia, el mayor Raphael Van Der Broocke, a Globonews. Las dos deflagraciones ocurrieron en un intervalo breve. Primero estalló un vehículo en un estacionamiento cerca del edifico donde sesiona la Cámara de Diputados.
Después, “un ciudadano se aproximó al Supremo Tribunal Federal, intentó entrar, no lo logró y ocurrió la explosión”, dijo en conferencia de prensa la gobernadora en funciones de Brasilia, Celina Leao. La policía dijo que el automóvil pertenecía a Francisco Wanderley Luiz. El sargento Rodrigo Santos explicó que varios agentes estaban haciendo una ronda cuando vieron un auto en llamas, con humo.
“El individuo salió corriendo del interior del vehículo”, que tenía “una especie de bomba, varios explosivos fraccionados, atados con ladrillos”, agregó el sargento.
Las sedes de los poderes en Brasilia fueron escenario de una asonada el 8 de enero de 2023, una semana después de la vuelta al poder del izquierdista Lula tras derrotar en las urnas a Bolsonaro. Miles de bolsonaristas, disconformes con la derrota de su líder, asaltaron entonces los edificios, en unos altercados que recordaron al asalto del Capitolio en Washington DC por partidarios de Donald Trump dos años antes.
Los actos del 8 de enero “fueron muy relevantes, muy significativos, tristes también, obviamente cambiaron todos los patrones de seguridad de todos los poderes”, dijo el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco. Entre varias investigaciones sensibles, el poderoso juez del supremo Alexandre de Moraes, tildado de “dictador” por Bolsonaro, está a cargo de una por el intento de golpe.
Moraes también mantuvo temporalmente suspendida este año en Brasil la red social X, del magnate Elon Musk, en represalia por la negativa de la plataforma a cumplir órdenes judiciales contra la desinformación.
“Las autoridades públicas que defienden la democracia deben unirse para que haya responsabilidad, reglamentación de las redes sociales”. “No es posible ese envenenamiento constante” en las plataformas, dijo el jueves el magistrado al referirse al “peor ataque” contra el STF desde la asonada.