Agencia Excélsior. Octubre 28, 2024.
Islandia ha demostrado que es posible impulsar el crecimiento económico y mejorar la calidad de vida de los trabajadores a través de una jornada laboral más corta sin reducir salarios. Un reciente informe señala que, entre 2020 y 2022, el 51 por ciento de la fuerza laboral optó por jornadas reducidas, incluida la semana laboral de cuatro días.
En 2023, Islandia experimentó un notable crecimiento económico, superando a sus homólogos europeos y manteniendo una de las tasas de desempleo más bajas del continente, en un 3.4 por ciento, menos de la mitad del promedio europeo.
El éxito de esta jornada laboral ha sido respaldado por el Instituto de Autonomía del Reino Unido y la Asociación Islandesa para la Sostenibilidad y la Democracia (Alda). Ambos organismos consideran estos resultados como prueba de los beneficios del nuevo esquema.
Gudmundur D. Haraldsson, investigador de Alda, afirmó que este cambio ha sido positivo para la economía y el bienestar de los empleados.
El camino hacia la semana laboral reducida en Islandia comenzó con experimentos entre 2015 y 2019, en los que empleados públicos trabajaron entre 35 y 36 horas semanales. Estos ensayos demostraron que la productividad se mantuvo o incluso aumentó, mientras que los trabajadores reportaron menos estrés, una mejor salud mental y un equilibrio óptimo entre su vida personal y laboral.
Gracias a estos resultados, los sindicatos negociaron esta reducción para una gran parte de la población trabajadora, consolidando el modelo en la economía nacional.
Islandia se destaca ahora como una de las economías europeas con mayor crecimiento, alcanzando un aumento del 5 por ciento en 2023, solo superada por Malta, según el Fondo Monetario Internacional (FMI). Aunque el FMI prevé una leve desaceleración en 2024, la semana laboral de cuatro días ha captado la atención de otros países, como Estados Unidos e Irlanda, donde empresas están probando el modelo con resultados positivos.
Mientras Islandia avanza hacia un modelo laboral más flexible, en México el promedio es de 48 horas semanales, una de las jornadas más largas en la OCDE.
Esta diferencia impulsa un creciente interés en reducir la jornada laboral, ya que se espera que esta medida mejore la calidad de vida de los empleados y promueva un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida personal, un objetivo cada vez más relevante en el contexto laboral global.
La reducción de la jornada laboral es una medida que ha demostrado tener múltiples beneficios para empleados, empresas y economías. Con experimentos exitosos en países como Islandia y estudios recientes que evalúan su impacto en el bienestar y la productividad, este cambio está ganando terreno en todo el mundo.
Implementar una jornada laboral más corta sin reducir salarios puede impulsar un ambiente laboral más saludable y un desempeño económico sostenido.
Uno de los principales beneficios es el aumento de la productividad. Al reducir las horas de trabajo, los empleados tienden a aprovechar mejor su tiempo, lo que se traduce en una mayor eficiencia y un enfoque más concentrado en sus tareas.
Estudios han demostrado que, en muchos casos, las largas jornadas disminuyen la capacidad de concentración y elevan el agotamiento, afectando la calidad del trabajo. En cambio, con jornadas más cortas, los trabajadores se sienten más motivados y dispuestos a rendir al máximo en el tiempo disponible.
Otro beneficio importante es la mejora en la salud y el bienestar de los empleados. Las jornadas laborales reducidas permiten un equilibrio más saludable entre la vida personal y profesional, disminuyendo el estrés, el agotamiento y los problemas de salud mental.
Esto contribuye no solo a un ambiente de trabajo más positivo, sino también a una reducción en el ausentismo laboral. Menos horas de trabajo implican menos riesgo de enfermedades relacionadas con el estrés, lo que puede generar ahorros en los costos de salud para las empresas.
Además, una jornada laboral reducida fomenta una mejor calidad de vida y mayor satisfacción personal.
Con más tiempo libre, los empleados pueden dedicar tiempo a su familia, actividades recreativas y al desarrollo personal. Esto genera un círculo virtuoso: trabajadores más felices y satisfechos regresan al trabajo con una actitud positiva y renovada.
Finalmente, las empresas también se benefician con una mayor retención de talento, ya que esta medida es atractiva para muchos empleados que buscan un balance entre su carrera y su vida personal.