Agencia El Universal. Enero 22, 2024.
Arabia Saudí no normalizará las relaciones con Israel ni contribuirá a la reconstrucción de la Franja de Gaza sin una vía creíble a la creación de un estado palestino, afirmó el ministro de Exteriores del reino.
Las declaraciones del príncipe Faisal bin Farhan en una entrevista con CNN emitida el domingo por la noche estaban entre los comentarios más directos hasta la fecha de las autoridades saudíes. Chocaban con la posición del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que ha rechazado la formación de un estado palestino y adelantado que planea mantener un control militar indefinido sobre Gaza.
La disputa sobre el futuro del territorio, que se produce mientras la guerra continúa sin final a la vista, enfrenta a Estados Unidos y sus aliados árabes contra Israel y plantea un gran obstáculo para cualquier plan de reconstrucción o gobernanza de posguerra en Gaza.
Antes del ataque de Hamas del 7 de octubre que desencadenó la guerra, Estados Unidos intentaba mediar un acuerdo histórico en el que Arabia Saudí normalizaría las relaciones con Israel a cambio de garantías de seguridad estadounidenses, ayuda para establecer un programa nuclear civil en el reino y progresos en la resolución del conflicto israelí-palestino.
Netanyahu dijo en septiembre que Israel estaba “al borde” de ese acuerdo, que según dijo transformaría Oriente Medio.
En la entrevista en el programa “CNN’s Fareed Zakaria GPS”, el presentador preguntó: “¿Está usted diciendo de forma inequívoca que si no hay una vía creíble e irreversible a un estado palestino, no habrá una normalización de las relaciones entre Arabia Saudí e Israel?”.
“Esa es la única manera en la que vamos a obtener un beneficio”, respondió el príncipe Faisal. “De modo que sí”.
Antes en la entrevista, cuando se le preguntó si Arabia Saudí, un país rico en petróleo, financiaría la reconstrucción en Gaza —donde la ofensiva aérea y terrestre israelí ha arrasado amplias extensiones del empobrecido territorio—, el responsable diplomático dio una respuesta similar.
“Mientras podamos encontrar una vía a una solución, una resolución, una vía que suponga no vamos a volver a estar igual en un año o dos, entonces podemos hablar de cualquier cosa”, dijo. “Pero si simplemente vamos a restablecer la situación de antes del 7 de octubre de una forma que plantea otra ronda de esto, como hemos visto en el pasado, no nos interesa esa conversación”.
Los palestinos quieren formar un estado que incluiría Gaza, Cisjordania —ocupada por Israel— y los territorios anexionados de Jerusalén Oriental, zonas que Israel capturó en la Guerra de los Seis Días de 1967.
Israel considera toda Jerusalén como su capital y Cisjordania como la patria bíblica e histórica del pueblo judío. Ha construido decenas de asentamientos en los dos territorios, donde viven cientos de miles de colonos judíos. La última ronda de negociaciones de paz se desmoronó hace casi 15 años.
La guerra actual entre Israel y Hamas, la quinta y de lejos la más mortífera, comenzó cuando milicianos palestinos se abrieron paso en las defensas israelíes y asaltaron varias poblaciones cercanas, donde mataron a unas 1 mil 200 personas, la mayoría civiles, capturaron a unos 250 rehenes y acabaron con la sensación de seguridad de los israelíes.
La ofensiva israelí ha matado al menos a 25 mil 105 palestinos en Gaza y herido a más de 60 mil, según el Ministerio de Salud en el territorio gobernado por Hamas. El ministerio no distingue entre civiles y combatientes, pero dice que unos dos tercios de los fallecidos eran mujeres y niños.
El ejército israelí dice haber matado a unos 9 mil milicianos, sin dar pruebas, y culpa a Hamas de la alta cifra de víctimas civiles porque posiciona combatientes, túneles y otra infraestructura militar en zonas residenciales muy pobladas.
En torno al 85% de los 2.3 millones de habitantes de Gaza han huido de sus hogares en busca de un esquivo refugio en el sur mientras Israel sigue bombardeando todo el asediado enclave. Responsables de Naciones Unidas dicen que una de cada cuatro personas en Gaza está en situación de hambruna, ya que los combates y las restricciones israelíes complican la entrega de ayuda humanitaria.
La guerra también ha avivado las tensiones en toda la región mientras los grupos con apoyo iraní en Líbano, Siria, Irak y Yemen atacan objetivos israelíes y estadounidenses conforme crece el riesgo a un conflicto más amplio.
Netanyahu ha prometido continuar la ofensiva hasta alcanzar una “victoria completa” sobre Hamas y recuperar a los rehenes que quedan, después de que más de 100 fueran liberados durante un cese el fuego en noviembre a cambio de decenas de palestinos encarcelados por Israel.
Sin embargo, los israelíes están cada vez más divididos en la cuestión de si eso es posible.
Se cree que Hamás tiene a los rehenes en profundos túneles y los utiliza como escudos humanos para sus líderes. Israel sólo ha logrado rescatar con éxito a un rehén, y Hamás dice que varios han muerto en ataques aéreos israelíes o durante operaciones de rescate fallidas.
Docenas de familiares de los rehenes irrumpieron el lunes en una reunión del Comité de Finanzas en el parlamento israelí, exclamando “¡Ustedes no se sentarán acá mientras ellos mueren allá!”.
Familiares de los rehenes y otros manifestantes han instalado un campamento de protesta ante la residencia de Netanyahu en Jerusalén y prometen quedarse allí hasta que se alcance un acuerdo con Hamás para llevar a casa al resto de los rehenes. Otras protestas han reclamado nuevas elecciones.
Netanyahu ha descartado otro cese el fuego e intercambio y afirma que la presión militar es clave para liberar a los cautivos. Hamás ha dicho que sólo liberará más cautivos a cambio del final de la guerra y la liberación de miles de prisioneros palestinos.
El veterano primer ministro, que ha visto su popularidad hundirse desde el 7 de octubre, enfrenta presiones de Estados Unidos —el principal aliado de Israel— para que emplee operaciones militares más precisas, haga más por facilitar la ayuda humanitaria y acepte los planes de posguerra con apoyo generalizado en la región.
Pero el gobierno de coalición de Netanyahu depende de partidos de ultraderecha que quieren redoblar la ofensiva, fomentar la emigración “voluntaria” de cientos de miles de palestinos de Gaza y restablecer asentamientos judíos allí.