Agencia CNN. Marzo 21, 2025.
Las acciones de Tesla han caído más de un 40% desde enero, borrando todo el “impulso Trump”, que brevemente hizo que las acciones ganaran más de un 90% después del día de las elecciones. Musk, cuya riqueza está vinculada de forma abrumadora a sus participaciones en Tesla, ha perdido personalmente US$ 121.000 millones de su patrimonio neto en los últimos tres meses.
¿Qué ocurrió entonces? ¿Por qué el rápido ascenso de Musk al territorio de los oligarcas no ha ayudado a rescatar a su “bebé” (como el presidente Trump llamó a Tesla durante la extraña rueda de prensa de ambos la semana pasada en el jardín sur, que parecía un anuncio publicitario)?
Mientras Musk se refugia en el Edificio de Oficinas Ejecutivas Eisenhower (EEOB, por sus siglas en inglés) buscando formas de desbaratar al Gobierno federal, el negocio principal de Tesla está en crisis.
El año pasado, la empresa registró la primera caída de su historia en las ventas mundiales, y este año no pinta mucho mejor. Los analistas de Wall Street desde RBC, UBS, Goldman Sachs, Mizuho y JPMorgan redujeron sus previsiones de entregas para la empresa.
En China, en particular, Tesla tiene dificultades para competir con los fabricantes nacionales. El mes pasado, los envíos de Tesla en el país cayeron un 49% interanual. Las ventas en Europa también están cayendo, sobre todo en Alemania, donde los consumidores se han indignado por el apoyo de Musk a un partido nacionalista de ultraderecha vinculado a los nazis. Las ventas cayeron un 76% en Alemania el mes pasado respecto al año anterior.
Las noticias no mejoran para Tesla. Esta semana, sus acciones recibieron una doble ración de malas noticias procedentes de China.
Su rival chino número uno, BYD, presentó un nuevo sistema de carga que puede proporcionar a sus últimos modelos de automóviles una autonomía de 400 kilómetros en tan solo cinco minutos, el doble de rápido que la velocidad de carga de Tesla.
El mismo día, Tesla lanzó una prueba gratuita de un mes de duración de su software “Full Self-Driving” en China, una señal de que la empresa está tratando desesperadamente de invertir la tendencia a la baja de su cuota de mercado.
Sus acciones cayeron un 5% en EE.UU. el lunes y otro 5% el martes, después de que RBC rebajara su precio objetivo en respuesta a la creciente competencia nacional.
Todos esos dolores de cabeza supondrían un grave problema para Tesla incluso si tuviera un CEO normal. Pero Tesla está dirigida por Musk, cuya marca personal ha pasado de “vale, es un poco raro” hace unos años a “vale, publica teorías de conspiración racistas y antisemitas” en 2025.
Una encuesta de CNN de la semana pasada reveló que el 53% de los estadounidenses tiene una opinión negativa de Musk, mientras que aproximadamente el 60% dice que no tiene ni la experiencia ni el juicio adecuados para hacer el tipo de recortes radicales que su “Departamento” está llevando a cabo.
Aunque Tesla sigue siendo la marca de vehículos eléctricos más vendida en Estados Unidos, la competencia se está calentando, y el giro autoritario a la derecha de Musk parece estar causando un daño real.