MdeR | Chiapas | Enero 10, 2025.
Hace más de diez años, el descubrimiento de restos óseos prehispánicos en la Cueva de Comalapa, Chiapas, reveló un contexto funerario único con más de 150 cráneos. Según expertos del INAH, los hallazgos sugieren la existencia de un altar de cráneos o tzompantli, basado en evidencia como varas de madera alineadas y la ausencia de entierros completos.
El hallazgo inicial se remonta a hace una década, cuando una denuncia ciudadana alertó a las autoridades locales sobre la presencia de restos humanos en la cueva. En ese momento, se creyó que podría tener relación a un crimen. Sin embargo, tras el análisis realizado en Tuxtla Gutiérrez y con la colaboración del INAH, se determinó que los restos eran de origen prehispánico.
Desde entonces, los investigadores han trabajado en la conservación, limpieza y catalogación de los elementos óseos, lo que ha ayudado a entender su utilización para rituales funerarios.
Los cráneos presentan modificaciones craneales tabulares erectas, datadas entre el 900 y 1200 d.C., y características singulares como la ausencia de dientes, similar a hallazgos en otras cuevas chiapanecas. Aunque no hay perforaciones como en los tzompantlis mexicas, se teoriza que estructuras de madera sostenían los cráneos sin dañarlos.
Este hallazgo ha abierto nuevas perspectivas sobre rituales prehispánicos en Chiapas y su legado cultural.