Agencia Excélsior. Diciembre 22, 2023.
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) anunció la búsqueda de un acuerdo entre las comunidades zapatistas y las que convergen con cualquier partido político y de esa manera iniciar una nueva etapa, que incluye establecer extensiones de la tierra recuperada para que sean trabajadas de manera colectiva.
Una parte importante es que, para que se pueda lograr esto, tiene que haber un acuerdo entre los pobladores, sin importar si son partidistas o zapatistas. O sea que tienen que hablar entre ellos, no con los malos gobiernos. Eso de buscar el permiso de los malos gobiernos sólo ha traído divisiones y hasta muertes entre mismos campesinos”, señala un comunicado firmado por el subcomandante Moisés.
De acuerdo con esta nueva propuesta zapatista, las tierras no tendrán propietarios y no serán ni privadas, ni ejidales, ni comunales, ni federales, ni estatales, ni empresariales, ni nada. Una no propiedad de la tierra. Como quien dice: ‘tierra sin papeles’. Entonces, en esas tierras que se van a definir, si preguntan de quién es ese terreno o quién es el propietario, pues se va a responder: ‘de nadie’, es decir, ‘del común’”.
Esta iniciativa se plantea como la probable reconciliación entre el EZLN y los grupos indígenas de las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN) encabezadas por el comandante Germán, quien en 2019 denunció la ruptura con el grupo armado que él junto con otros cinco guerrilleros fundó en 1983.
En su mensaje, los zapatistas explicaron que “respetando las tierras que son de propiedad personal-familiar, y las que son para trabajo de los colectivos, se crea, en terrenos recuperados en estos (30) años de guerra, esta no propiedad. Y se propone que se trabaje en común por turnos, sin importar qué partido eres o qué religión, qué color, qué tamaño o qué género.
“Las reglas son sencillas: —sigue el comunicado del EZLN—, tiene que ser acuerdo entre los pobladores de una región. No cultivar drogas, no vender la tierra, no permitir la entrada de ninguna empresa o industria. Quedan excluidos los paramilitares. El producto del trabajo de esas tierras es de quienes la laboren en el tiempo acordado. No hay impuestos ni pago de diezmos. Cada instalación que se construya queda para el siguiente grupo. Se llevan sólo el producto de su trabajo. Pero de todo esto ya iremos hablando más después”.
El último comunicado de una serie de 20 con los que el EZLN inició su camino hacia los 30 años del levantamiento armado del 1 de enero, señala que el trabajo colectivo se basa en el acuerdo entre compañeras y/o compañeros para hacer un trabajo en tierra de colectivo (asignada así desde antes de la guerra y ensanchada después de la guerra). Se reparten los trabajos de acuerdo con el tiempo, capacidad y disposición. La ganancia o beneficio es para el colectivo. Se suele usar para fiestas, movilizaciones, adquisición de equipos para salud, capacitación de promotores de salud y educación, y para los movimientos y manutención de autoridades y comisiones autónomas.
“Muy resumido, es lo que se presentó y se consultó con todos los pueblos zapatistas. Y salió que la inmensa mayoría estuvo de acuerdo. Y también que, en algunas regiones zapatistas, ya se estaba haciendo desde hace años.
“Si preguntan si es tierra de zapatistas, de partidistas o de quién, pues de ninguno de ellos. O de todos, es lo mismo. No hay comisariado o agente a quien comprar, asesinar, desaparecer. Lo que hay son pueblos que trabajan y cuidan esas tierras. Y las defienden”, señala el subcomandante Moisés y agrega:
Lo que hicimos nosotros fue proponer un camino para poder cruzar la tormenta y llegar con bien al otro lado. Y no hacer ese camino solos como zapatistas, sino que juntos como pueblos originarios que somos. Claro, sobre esa propuesta saldrán más: de salud, de educación, de justicia, de gobierno, de vida. Digamos que lo vemos necesario eso para poder enfrentar la tormenta”.
La tierra a la que hacen referencia el EZLN es a la que estaba en propiedad privada de finqueros, principalmente en los municipios de Las Margaritas, Ocosingo y Altamirano, calculada en más de 40 mil hectáreas.