Agencia El Universal. Octubre 15, 2024.
La representación de más de 700 delegados, hombres y mujeres de Ocosingo que conmemoraron el Congreso Indígena realizado hace 50 años en Chiapas, acordaron fortalecer la unidad para impulsar acciones y elaborar un plan en defensa de la tierra y el territorio ante la creciente amenaza destructiva.
En un pronunciamiento dijeron que son conscientes de que están dañando a “la madre tierra”, que deben actuar de inmediato y está la necesidad de reconciliarse y tomar los acuerdos para enfrentar juntos esas amenazas.
Afirmaron que las comunidades y organizaciones de base deben caminar en unidad y también construir alianzas que fortalezcan; elaborar una estrategia para involucrar a jóvenes y niños, porque éstos son los más expuestos a los riesgos.
Después de dos días de trabajos realizados en el ejido Las Tazas, en la selva Lacandona, los participantes reconocieron que las organizaciones sociales son herramientas que deben ayudar a tejer la nueva unidad de los pueblos y comunidades, a formar y animar un movimiento en defensa de la vida, de la tierra y de los territorios.
Los acuerdos de unidad que asumieron se originaron y alimentaron de sus raíces, de los principios y valores religiosos, de la historia de la Quiptic ta Lecubtesel (Nuestra fuerza para progresar) y la Unión de Uniones que se inspiraron y apoyaron en los 23 acuerdos del Congreso Indígena realizado en 1974 en San Cristóbal de las Casas.
Esos acuerdos, agregaron, son la fuerza que los anima a caminar en unidad, como lo hicieron sus madres y padres; son acuerdos que serán la base de planes y programas de trabajo coordinados y para construir alianzas en los territorios.
Los delegados enmarcaron que el Congreso Indígena de 1974 estableció un nuevo tiempo de organización y de lucha para las comunidades indígenas de Chiapas y de México.
Es decir, afirmaron, convirtió a nuestras abuelas y abuelos, madres y padres que participaron, en “los nuevos Fray Bartolomé de Las Casas” que trabajaron para defender sus derechos a la tierra, a la salud, la educación y al buen comercio.
“A medio siglo de camino y trabajo, estamos, seguimos de pie y caminando hacia una nueva tierra de justica, igualdad y felicidad para todos”, recalcaron.
Reconocieron que durante ese proceso han tenido tropiezos, dificultades y dolores, aunque lo más importante, es que a pese a las divisiones y los conflictos tienen la capacidad, la humildad y la fuerza “para reconciliarnos y construir una nueva unión”.
En educación y cultura acordaron elaborar un reglamento interno comunitario para la buena educación que regule las relaciones entre alumnos, maestros y padres de familia en alianza con ese propósito.
Así como también exigir a la Secretaría de Educación que los planes y programas tengan contenidos educativos según los contextos, con inclusión y respeto a la lengua, cultura y saberes comunitarios.
Que incluya, asimismo, un plan de capacitación y actualización para educadores comunitarios con la finalidad de que mejoren su desempeño con metodologías de educación intercultural y bilingüe.
En materia de salud acordaron recuperar e implementar un programa preventivo basado en la orientación y concientización para prevenir enfermedades, incorporar saberes y plantas medicinales tradicionales y rescatar la cultura alimentaria tzeltal.