Agencia Excélsior. Junio 06, 2024.
Casi dos meses después de la desaparición de Santiago Rodríguez Navarro y su esposa Emma Lucía Bandala Herrera, cuando iban a ofrecer en venta una camioneta, fueron entregados sus cuerpos, los cuales fueron encontrados en una fosa clandestina en el interior de una casa de seguridad ubicada en el municipio de Coatzintla.
La pareja desapareció el pasado 8 de abril, cuando presuntamente acudieron a la colonia División Oriente, de Poza Rica y ya no regresaron a su domicilio.
Rebeca Rodríguez, hija de la pareja, comenzó a hacer llamados en redes sociales y prácticamente a suplicar para que la ayudaran a que sus padres regresaran, pasaron casi 20 días desde la desaparición de sus padres para que ella pudiera finalmente pedir auxilio públicamente.
Todo fue en vano, las investigaciones llevaron a las autoridades a localizar la camioneta, recién pintada de otro color, en un hotel de la zona y días después fueron detenidos Silverio Daniel N, apodado El Chivis y Felipe N, alias El Pelucho, durante un operativo en el municipio de Coatzintla, justo en la casa de seguridad donde encontraron los restos de la pareja.
Un familiar de la pareja informó en redes sociales que los restos de ambos serían velados anoche en una funeraria de Poza Rica.
En abril, la hija de la pareja dijo que de lo único que se enteró es que acudirían a la colonia División Oriente para ofrecer el vehículo en venta.
Los allegados no han podido explicar la razón por la cual guardaron silencio durante 20 días hasta que finalmente comenzaron a pedir ayuda para ubicarlos.
De acuerdo con integrantes de colectivos de búsqueda del norte de la entidad, la región de Poza Rica-Tihuatlán ha registrado desapariciones “casi de manera diaria”.
Las autoridades han comenzado a difundir alertas para prevenir a la población sobre la operación de bandas que sorprenden a internautas que ofrecen a través de redes sociales la venta de vehículos.
Y es que la nueva modalidad de robo es que citan a las personas en algún sitio y son vulnerables a ser secuestradas o desaparecidas de manera forzada para apoderarse de la unidad en venta.
“Hay quienes con suerte sobreviven, pero los delincuentes ya no se tocan el corazón para atentar contra quien sea”, reconoció una de las activistas.